Seguramente si mi vida
se alarga en el tiempo, una nueva visión me llegará acerca de la Creación y del
papel que juega el hombre en la misma.
Al traducir a
movimientos el código genético tal como nos enseña el I Ching celeste he
observado que impreso en el ADN del hombre y al igual que el color de sus ojos
o el arraigo a sus creencias en un “algo superior”, (aunque se declare ateo),
posee un espíritu de lucha, inherente a su afán de supervivencia y
reproducción.
Mi propuesta va en el
sentido de conseguir un ser que se manifieste en armonía con todo aquello que
le rodea.
La ciencia nos enseña que en el ADN Las bases púricas ADENINA y GUANINA tienen una forma de unirse a las bases pirimidínicas TIMINA y CITOSINA de tal manera que la ADENINA se unirá a la TIMINA y la GUANINA a la CITOSINA. Traducido a movimiento siempre nos conduce al choque.
Si cambiamos el
acoplamiento de las bases de tal manera que la ADENINA se uniera a la CITOSINA y la GUANINA a la TIMINA, se conseguiría un acoplamiento en el ADN que le
permitiría al hombre ascender al nivel del alma JAIA. (Trascender su propia existencia
armonizando movimientos duales de hombre-mujer)
¿Es posible?
¡¡¡ La INGENIERÍA
GENÉTICA dice que SI!!!
¡¡¡ Muchas TRADICIONES
así lo aseguran!!!
¡¡¡ El MOVIMIENTO lo
demuestra!!!
Ahora nos toca elegir,
continuar en un sendero que desde el nacimiento nos encamina a un destino incierto a través de la ignorancia y el
sufrimiento o buscamos la esperanza mediante una nueva vía o Tao.
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