Recientemente me reuní con el Maestro en
su escuela de Talavera en lo que, como tantas veces, representa un ejercicio de
reconexión. En un clima en el que todo mira al Ser. Algo tan sencillo en su
esencia y a la vez tan complejo en su manifestación, que nos llega a confundir
en nuestra aventura vital. De ahí la importancia de la escucha… del gurú externo,
y de la luz interna.
El paisaje que se muestra en el camino
nunca es el mismo. Cada paso ofrece una nueva perspectiva. La enseñanza desvela
constantemente nuevos matices, y nos envuelve la sensación de seguir creciendo.
Es el rastro que nos deja la presencia de la Luz, que nos toca en experiencias de la índole de
las vividas en compañía de seres en constante actitud de conjunción con lo
superior, como es el caso del maestro Sherab Tharching.
En ocasiones, tras un encuentro con él, acuden
a mi mente las manifestaciones volcadas en su último escrito titulado KAMIKAZE, en el que se dibuja la
situación peculiar del que se siente orientado en distinto sentido a la “marea”
común.
Aprecio en ello una “apariencia”, fruto de
la diversidad de matices en que se manifiesta el Absoluto. Cada elemento de la
creación realiza un aspecto de aquello en los que todos ellos tienen su origen
y destino común. Y entonces comprendo que no hay nada fuera de lugar, sólo
nuestra mente que, debido a la ignorancia, pugna por encontrar el suyo.
Esto yo lo creo así. Aunque con más
frecuencia de lo deseable… se me olvida.
Diciembre, 2011
Javier
Cristóbal
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