sábado, 19 de diciembre de 2009

ARTE MILENARIO

Entendemos tradicionalmente, al menos desde nuestra mentalidad occidental, que las Artes Marciales son las Artes relativas a la lucha.

Metemos a nuestros niños/as en los gimnasios para que pierdan sus miedos, para que se hagan fuertes, para que participen en competiciones, por aquello de que la lucha deportiva no suena tan agresivo; por aquello de controlar la agresividad de los hiperactivos o de crearla en los más tímidos. Podemos estar de acuerdo con esto o no, pero lo cierto es que hace años que se produce esta corriente, de echo esta fue la causa del boom de los gimnasios.

En principio, esto no es ni bueno ni malo. Sin embargo, las Artes Marciales tienen mucho más que ofrecernos. Busquemos en sus orígenes, meditemos sobre sus principios básicos, , indagemos sobre sus verdaderos objetivos y sobre todo, ahondemos en sus profundidades para obtener de este Arte Milenario toda su esencia y llevarla a nuestras vidas.

Hay mentes preclaras que, fruto de un gran trabajo interior y de una dilatada experiencia, nos aportan una visión absolutamente innovadora. Innovadora no por nueva ni reciente, sino por no tratada y disimulada por los ruidos de la Modernidad.

Disfrutemos de los misterios de la cultura oriental en su estado puro a través de la obra del maestro Andrés Congregado en las páginas de El Oráculo.

Ellen Glez

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